La carne, como parte muscular comestible de un animal de abasto que ha sido dictaminada como inocua y apta para el consumo, es un alimento fundamental que se ha ofrecido al consumidor por su calidad nutritiva. Posee además proteínas de alto valor bilógico, es decir, proteínas que incluyen todos los aminoácidos esenciales en cantidades suficientes para el correcto desarrollo del organismo, también contiene ácidos grasos, vitamina A, vitaminas del grupo B (tiamina [B1], riboflavina [B2], niacina [B3], piridoxina [B6], cobalamina [B12]) y minerales como el hierro, cobre, zinc, selenio, entre otros nutrimentos.
Es uno de los productos alimenticios que más polémicas origina ya que existen creencias erróneas sobre su consumo y mitos en torno a su producción y transformación. Sin embargo, es importante resaltar que la disminución de la ingesta de la carne ocasiona una falta de nutrientes principales, que puede afectar en mayor medida a los organismos en desarrollo.
Durante el proceso de compra, su elección se basa en la calidad percibida por el consumidor, el cual toma como referencia características de color, aroma, textura, contenido de grasa, presentación, información nutricional, país de origen, establecimiento comercial y precio.
Actualmente, la creciente preocupación mundial, por la situación en la que se mantienen y sacrifican los animales que terminan llegando a la mesa, ha llevado a que el consumidor sea más consciente y exigente, demandando en sus atributos de selección una garantía que le permita conocer de dónde proviene la carne que consume y cómo han sido las prácticas y estándares de bienestar animal en el proceso de producción. Aunque las causas que originaron esta preocupación difieren entre los distintos consumidores del mundo, todos persiguen un mismo fin, obtener productos más éticos y sostenibles con el ambiente.
Fuente; Carnetec
Autor: MIGUEL MORÓN Especialista en ciencia y tecnología de la carne
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